miércoles, 4 de septiembre de 2019

INTELIGENCIA EMOCIONAL INFANTO Y JUVENIL 1º PARTE


La neurociencia nos enseña que el cerebro del niño experimenta un enorme crecimiento y no se detiene hasta la mitad de la veintena. Los científicos lo denominan neuroplasticidad y significa que el modelado de los circuitos cerebrales durante este periodo de crecimiento depende, en gran medida, de las experiencias diarias del niño. En esta etapa, estas influencias ambientales sobre el crecimiento del cerebro son particularmente poderosas para configurar sus circuitos neuronales sociales y emocionales. Por ejemplo, los niños que han sido bien educados y cuyos padres les ayudan a tranquilizarse cuando están nerviosos parecen desarrollar mayor fortaleza en los circuitos cerebrales para dominar la angustia; si sus padres no les atienden es más probable que actúen siguiendo impulsos agresivos o que tengan problemas para tranquilizarse cuando estén alterados.



Cuando los niños no tienen estrategias para disminuir su ansiedad, no disponen de tanta capacidad de atención para aprender, para resolver problemas y para comprender nuevos conceptos.



Por ejemplo, si ante un examen sorpresa un niño es presa del pánico, grabará esta respuesta y no los detalles del examen; la angustia destruye el aprendizaje. En la actualidad los científicos creen que si se mejora la atención y la memoria, y también se despeja la mente de la impulsividad y la angustia, la mente del niño se sitúa en el mejor terreno para el aprendizaje; y esto es lo que hace el aprendizaje social y emocional.



El dominio incorrecto del estrés es un grave problema en nuestra sociedad. Se estima que, en la actualidad, el 70-90 por ciento de las consultas al médico en Estados Unidos se refieren a trastornos relacionados con el estrés



 Los niños también llevan hoy una vida más estresada.

Ellos son las víctimas del ritmo frenético y acelerado de los adultos. En la sociedad estadounidense se han producido cambios que aumentan la presión sobre la infancia y la ponen en peligro. Muchos padres trabajan más horas y permiten que el trabajo interfiera en sus vidas. El resultado es que cada vez más niños pasan una gran cantidad de tiempo con múltiples cuidadores. Existe una presión constante para que logren éxitos académicos cada vez más jóvenes y, por tanto, la escuela es una gran fuente de estrés.




DESARROLLO DE LOS NIÑOS DE 5 A 7 AÑOS
Los niños de 5 a 7 años tienen una curiosidad natural, una capacidad de asombro y un verdadero entusiasmo por el mundo que les rodea. Por ello probablemente respondan de forma positiva (con interés y sinceridad) a la idea de aprender algo nuevo sobre la relajación del cuerpo y el sosiego de la mente.
De manera similar, aceptan de buen grado un «tiempo solos» con sus padres y disfrutan participando en actividades juntos.
Estos momentos de serenidad especiales pueden ayudarles a expresar sus sentimientos y sus pensamientos, y les proporcionan una sensación de calidez y seguridad. Estas oportunidades para consultar con usted les ayudan a manifestar los problemas o las preguntas trascendentales que requieren una atmósfera relajada para poder expresarse.
Aunque los niños de esta edad no verbalicen con facilidad su comprensión de la conciencia, cada vez está más claro que tienen capacidad de distinguir sus propios pensamientos de las personas o cosas que están fuera de ellos mismos. Puesto que sus habilidades en esta área aún están emergiendo.
Los niños de esta edad pueden encontrar las palabras para expresar lo que piensan y lo que sienten si se les da la oportunidad para verbalizarlas. Además poseen un nivel nuevo de autoconciencia que les permite emitir juicios de valor sobre sí mismos.
La aprobación de los padres y su identificación con ellos (quieren ser como los adultos importantes en su entorno) resultan fundamentales para los niños en esta etapa del desarrollo.
Los niños aumentan su autoestima llevando a cabo tareas nuevas y sintiéndose competentes en ellas. Puesto que no les gusta el fracaso, es importante que el aprendizaje de las habilidades se haga poco a poco, para que consigan sentirse satisfechos con su éxito y con el apoyo y el estímulo que reciben de usted.
A los niños les gustan las instrucciones explícitas cuando aprenden algo nuevo, siempre que vengan acompañadas del estímulo y la confianza de los padres. La mente de los niños pequeños está llena de curiosidad e imaginación, por tanto, el pensamiento concreto y el imaginativo pueden ir de la mano.
En esta etapa del desarrollo los niños pueden concentrarse en actividades que requieren silencio durante aproximadamente veinte minutos
El proceso es más importante que el resultado, aunque los niños de 5 a 7 años ya empiezan a comprender el concepto de causa y efecto.
Por ejemplo, pueden comenzar a darse cuenta de que el estrés tiene ciertos efectos sobre su cuerpo. A esta edad les gustan los rituales y las rutinas. El comportamiento repetitivo maximiza su aprendizaje.

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