La neurociencia nos enseña que el
cerebro del niño experimenta un enorme crecimiento y no se detiene hasta la
mitad de la veintena. Los científicos lo denominan neuroplasticidad y significa
que el modelado de los circuitos cerebrales durante este periodo de crecimiento
depende, en gran medida, de las experiencias diarias del niño. En esta etapa,
estas influencias ambientales sobre el crecimiento del cerebro son particularmente
poderosas para configurar sus circuitos neuronales sociales y emocionales. Por
ejemplo, los niños que han sido bien educados y cuyos padres les ayudan a
tranquilizarse cuando están nerviosos parecen desarrollar mayor fortaleza en
los circuitos cerebrales para dominar la angustia; si sus padres no les
atienden es más probable que actúen siguiendo impulsos agresivos o que tengan
problemas para tranquilizarse cuando estén alterados.
Cuando los niños no tienen
estrategias para disminuir su ansiedad, no disponen de tanta capacidad de
atención para aprender, para resolver problemas y para comprender nuevos
conceptos.
Por ejemplo, si ante un examen
sorpresa un niño es presa del pánico, grabará esta respuesta y no los detalles
del examen; la angustia destruye el aprendizaje. En la actualidad los científicos
creen que si se mejora la atención y la memoria, y también se despeja la mente
de la impulsividad y la angustia, la mente del niño se sitúa en el mejor terreno
para el aprendizaje; y esto es lo que hace el aprendizaje social y emocional.
El dominio incorrecto del estrés
es un grave problema en nuestra sociedad. Se estima que, en la actualidad, el
70-90 por ciento de las consultas al médico en Estados Unidos se refieren a
trastornos relacionados con el estrés
Los niños también llevan hoy una vida más
estresada.
Ellos son las víctimas del ritmo frenético y acelerado de los adultos. En la sociedad estadounidense se han producido cambios que aumentan la presión sobre la infancia y la ponen en peligro. Muchos padres trabajan más horas y permiten que el trabajo interfiera en sus vidas. El resultado es que cada vez más niños pasan una gran cantidad de tiempo con múltiples cuidadores. Existe una presión constante para que logren éxitos académicos cada vez más jóvenes y, por tanto, la escuela es una gran fuente de estrés.
DESARROLLO DE LOS NIÑOS DE 5 A 7
AÑOS
Los niños de 5 a 7 años tienen
una curiosidad natural, una capacidad de asombro y un verdadero entusiasmo por
el mundo que les rodea. Por ello probablemente respondan de forma positiva (con
interés y sinceridad) a la idea de aprender algo nuevo sobre la relajación del
cuerpo y el sosiego de la mente.
De manera similar, aceptan de
buen grado un «tiempo solos» con sus padres y disfrutan participando en
actividades juntos.
Estos momentos de serenidad
especiales pueden ayudarles a expresar sus sentimientos y sus pensamientos, y
les proporcionan una sensación de calidez y seguridad. Estas oportunidades para
consultar con usted les ayudan a manifestar los problemas o las preguntas trascendentales
que requieren una atmósfera relajada para poder expresarse.
Aunque los niños de esta edad no
verbalicen con facilidad su comprensión de la conciencia, cada vez está más
claro que tienen capacidad de distinguir sus propios pensamientos de las
personas o cosas que están fuera de ellos mismos. Puesto que sus habilidades en
esta área aún están emergiendo.
Los niños de esta edad pueden
encontrar las palabras para expresar lo que piensan y lo que sienten si se les
da la oportunidad para verbalizarlas. Además poseen un nivel nuevo de autoconciencia
que les permite emitir juicios de valor sobre sí mismos.
La aprobación de los padres y su
identificación con ellos (quieren ser como los adultos importantes en su
entorno) resultan fundamentales para los niños en esta etapa del desarrollo.
Los niños aumentan su autoestima
llevando a cabo tareas nuevas y sintiéndose competentes en ellas. Puesto que no
les gusta el fracaso, es importante que el aprendizaje de las habilidades se
haga poco a poco, para que consigan sentirse satisfechos con su éxito y con el
apoyo y el estímulo que reciben de usted.
A los niños les gustan las instrucciones
explícitas cuando aprenden algo nuevo, siempre que vengan acompañadas del
estímulo y la confianza de los padres. La mente de los niños pequeños está llena
de curiosidad e imaginación, por tanto, el pensamiento concreto y el
imaginativo pueden ir de la mano.
En esta etapa del desarrollo los
niños pueden concentrarse en actividades que requieren silencio durante
aproximadamente veinte minutos
El proceso es más importante que
el resultado, aunque los niños de 5 a 7 años ya empiezan a comprender el
concepto de causa y efecto.
Por ejemplo, pueden comenzar a
darse cuenta de que el estrés tiene ciertos efectos sobre su cuerpo. A esta
edad les gustan los rituales y las rutinas. El comportamiento repetitivo
maximiza su aprendizaje.
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